miércoles, 17 de octubre de 2012

Dichoso quien confía en el Señor


Santo(s) del día: San Ignacio de Antioquía

Oremos:
Dios eterno y todopoderoso, que has querido glorificar a tu Iglesia con el testimonio de los mártires, concédenos que el glorioso martirio que mereció a san Ignacio una corona inmortal, fortalezca cada vez más nuestra fe.
Por nuestro Señor Jesucristo... Amén.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los gálatas (5, 18-25)
18 Si os dejáis conducir por el Espíritu, no estáis sujetos a la Ley.
19 Ahora bien, están claras cuáles son las obras de la carne: la fornicación, la impureza, la lujuria,
20 la idolatría, la hechicería, las enemistades, los pleitos, los celos, las iras, las riñas, las discusiones, las divisiones,
21 las envidias, las embriagueces, las orgías y cosas semejantes. Sobre ellas os prevengo, como ya os he dicho, que los que hacen esas cosas no heredarán el Reino de Dios.
22 En cambio, los frutos del Espíritu son: la caridad, el gozo, la paz, la longanimidad, la benignidad, la bondad, la fe,
23 la mansedumbre, la continencia. Contra estos frutos no hay ley.
24 Los que son de Jesucristo han crucificado su carne con sus pasiones y concupiscencias.
25 Si vivimos por el Espíritu, caminemos también según el Espíritu.
Palabra de Dios. + Te alabamos, Señor. 

Salmo 1 + Dichoso quien confía en el Señor. 
Dichoso aquel que no se guía por mundanos criterios, que no anda en malos pasos ni se burla del bueno, que ama la ley de Dios y se goza en cumplir sus mandamientos.
Es como un árbol plantado junto al río, que da fruto a su tiempo y nunca se marchita. En todo tendrá éxito.
En cambio los malvados serán como la paja barrida por el viento. Porque el Señor protege el camino del justo y al malo sus caminos acaban por perderlo.

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas (11, 42-46) + Gloria a ti, Señor. 
42 Pero, ¡ay de vosotros, fariseos, que pagáis el diezmo de la menta, de la ruda y de todas las legumbres, pero despreciáis la justicia y el amor de Dios! ¡Hay que hacer esto sin descuidar lo otro!
43 »¡Ay de vosotros, fariseos, porque apetecéis los primeros asientos en las sinagogas y que os saluden en las plazas!
44 »¡Ay de vosotros, que sois como sepulcros disimulados, sobre los que pasan los hombres sin saberlo!
45 Entonces, cierto doctor de la Ley, tomando la palabra, le replica: -Maestro, diciendo tales cosas nos ofendes también a nosotros.
46 Pero él dijo: -¡Ay también de vosotros, los doctores de la Ley, porque imponéis a los hombres cargas insoportables, pero vosotros ni con uno de vuestros dedos las tocáis!
Palabra del Señor. + Gloria a ti, Señor Jesús.

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