lunes, 3 de septiembre de 2012

Demos gracias al Señor por su misericordia


Oremos:
Señor, que tu amor incansable cuide y proteja siempre a estos hijos tuyos, que han puesto en tu gracia toda su esperanza.
Por nuestro Señor Jesucristo… Amén.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios (2, 1-5)
Hermanos:
Cuando llegué a la ciudad de ustedes para anunciarles el Evangelio, no busqué hacerlo mediante la elocuencia del lenguaje o la sabiduría humana, sino que resolví no hablarles sino de Jesucristo, más aún, de Jesucristo crucificado.
Me presenté ante ustedes débil y temblando de miedo. Cuando les hablé y les prediqué el Evangelio, no quise convencerlos con palabras de hombre sabio; al contrario, los convencí por medio del Espíritu y del poder de Dios, a fin de que la fe de ustedes dependiera del poder de Dios y no de la sabiduría de los hombres.
Palabra de Dios. + Te alabamos, Señor.

Salmo 118 + ¡Cuánto amo, Señor, tu voluntad!
¡Cuánto amo tu voluntad! Todo el día la estoy meditando. Tus mandatos me hacen más sabio que mis enemigos, porque siempre me acompañan.
Soy más prudente que todos mis maestros, porque medito tus preceptos. Soy más sagaz que los ancianos, porque cumplo tus leyes.
Aparto mis pies de toda senda mala para cumplir tus palabras. No me aparto de tus mandamientos, porque tú me has instruido.


† Lectura del santo Evangelio según san Lucas (4, 16-30) + Gloria a ti, Señor.
[16] Llegó a Nazaret, donde se había criado, y según su costumbre entró en la sinagoga el sábado y se levantó para leer.
[17] Entonces le entregaron el libro del profeta Isaías y, abriendo el libro, encontró el lugar donde estaba escrito:
[18] "El Espíritu del Señor está sobre mí, por lo cual me ha ungido para evangelizar a los pobres, me ha enviado para anunciar la redención a los cautivos y devolver la vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos
[19] y para promulgar el año de gracia del Señor.
[20] Y enrollando el libro se lo devolvió al ministro y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en él.
[21] Y comenzó a decirles: -Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír.
[22] Todos daban testimonio en favor de él y se maravillaban de las palabras de gracia que procedían de su boca, y decían: -¿No es éste el hijo de José?
[23] Entonces les dijo: -Sin duda me aplicaréis aquel proverbio: «"Médico, cúrate a ti mismo". Cuanto hemos oído que has hecho en Cafarnaún, hazlo también aquí en tu tierra».
[24] Y añadió: -En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su tierra.
[25] Os digo de verdad que muchas viudas había en Israel en tiempos de Elías, cuando durante tres años y seis meses se cerró el cielo y hubo gran hambre por toda la tierra;
[26] y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón.
[27] Muchos leprosos había también en Israel en tiempo del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue curado, más que Naamán el Sirio.
[28] Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira
[29] y se levantaron, le echaron fuera de la ciudad y lo llevaron hasta la cima del monte sobre el que estaba edificada su ciudad para despeñarle.
[30] Pero él, pasando por medio de ellos, se marchó.
Palabra del Señor. + Gloria a ti, Señor Jesús.


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