miércoles, 22 de agosto de 2012

Santa María Virgen y Reina


Santo(s) del día: Santísima Virgen María

Oremos:
Dios todopoderoso, que has querido darnos como madre y reina a la Madre de tu Hijo, concédenos amarla y venerarla como verdaderos hijos suyos y obtener, por su intercesión, el Reino de los cielos.
Por nuestro Señor Jesucristo... Amén.

Lectura del libro del profeta Ezequiel (34, 1-11)
En aquellos días, el Señor me habló y me dijo:
“Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel y diles: ‘Esto dice el Señor:
¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿No deben los pastores apacentar a las ovejas? Pero ustedes se toman la leche de ellas, se visten con su lana, sacrifican las ovejas mejor alimentadas y no apacientan al rebaño.
No fortalecen a las ovejas débiles, no curan a las enfermas ni cuidan a las que están heridas. No hacen volver a las descarriadas ni buscan a las perdidas, sino que las dominan con crueldad y violencia.
Mis ovejas se han dispersado por falta de pastor y se han convertido en presa de todos los animales salvajes. Mi rebaño anda errante por todas partes, por los montes y las colinas; mi rebaño anda disperso por toda la superficie de la tierra y no hay nadie que se preocupe de él, nadie que lo busque’.
Por eso, pastores, escuchen la palabra del Señor:
‘Mi rebaño ha sido expuesto al pillaje y se ha convertido en presa de todos los animales salvajes por falta de pastor, pues mis pastores no se preocupan por mi rebaño; se apacientan a sí mismos y no apacientan a mi rebaño’.
Por eso, pastores, escuchen la palabra del Señor: ‘Lo juro por mi vida:
Me voy a enfrentar a los pastores para reclamarles mis ovejas y destituirlos de su cargo. Los pastores ya no volverán a apacentarse a sí mismos. Les arrancaré mis ovejas de la boca y no se las volverán a comer’.
Esto dice el Señor:
‘Yo mismo buscaré a mis ovejas y las cuidaré’ ”.
Palabra de Dios. + Te alabamos, Señor.

Salmo 22 + El Señor es mi pastor, nada me faltará.
El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace reposar y hacia fuentes tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas.
Por ser un Dios fiel a sus promesas, me guía por el sendero recto; así, aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú estás conmigo. Tu vara y tu cayado me dan seguridad.
Tú mismo me preparas la mesa, a despecho de mis adversarios; me unges la cabeza con perfume y llenas mi copa hasta los bordes.
Tu bondad y tu misericordia me acompañarán todos los días de mi vida; y viviré en la casa del Señor por años sin término.

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (20, 1-16) + Gloria a ti, Señor.
[1] »El Reino de los Cielos es como un hombre, dueño de una propiedad, que salió al amanecer a contratar obreros para su viña.
[2] Después de haber convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña.
[3] Salió también hacia la hora tercia y vio a otros que estaban en la plaza parados,
[4] y les dijo: «Id también vosotros a mi viña y os daré lo que sea justo».
[5] Ellos marcharon. De nuevo salió hacia la hora sexta y de nona e hizo lo mismo.
[6] Hacia la hora undécima volvió a salir y todavía encontró a otros parados, y les dijo: «¿Cómo es que estáis aquí todo el día ociosos?»
[7] Le contestaron: «Porque nadie nos ha contratado». Les dijo: «Id también vosotros a mi viña».
[8] A la caída de la tarde le dijo el amo de la viña a su administrador: «Llama a los obreros y dales el jornal, empezando por los últimos hasta llegar a los primeros».
[9] Vinieron los de la hora undécima y percibieron un denario cada uno.
[10] Y cuando llegaron los primeros pensaron que cobrarían más, pero también ellos recibieron un denario cada uno.
[11] Al recibirlo, se pusieron a murmurar contra el dueño:
[12] «A estos últimos que han trabajado sólo una hora los has hecho iguales a nosotros, que hemos soportado el peso del día y del calor».
[13] Él le respondió a uno de ellos: «Amigo, no te hago ninguna injusticia; ¿acaso no conviniste conmigo en un denario?
[14] Toma lo tuyo y vete; quiero dar a este último lo mismo que a ti.
[15] ¿No puedo yo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O es que vas a ver con malos ojos que yo sea bueno?»
[16] Así los últimos serán primeros y los primeros últimos.
Palabra del Señor. + Gloria a ti, Señor Jesús.


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