sábado, 11 de agosto de 2012

El Señor no abandona al que lo busca


Santo(s) del día: Santa Clara de Asís

Oremos:
Dios misericordioso, que inspiraste a santa Clara un ardiente amor por la pobreza evangélica, concédenos, por su intercesión, seguir a Cristo pobre y humilde, para que podamos contemplarte después en el Reino de los cielos.
Por nuestro Señor Jesucristo... Amén.


Lectura del libro del profeta Habacuc (1, 12—2, 4)
12 ¿No eres Tú, Señor, desde el principio, Dios mío, Santo mío? ¡Tú no mueres! Tú, Señor, lo pusiste para hacer justicia; ¡oh Roca mía!, Tú lo estableciste para corregir.
13 Tus ojos son demasiado puros para mirar el mal, y no puedes contemplar la iniquidad. ¿Por qué miras a los traidores y te callas, mientras el impío se traga al justo?
14 Hiciste a los hombres como los peces del mar, como reptiles sin amo.
15 A todos los pesca él con anzuelo, los apresa en su red, y los recoge en el copo; de ello se alegra y regocija.
16 Por eso ofrece sacrificios a su red, y quema incienso a su copo, porque gracias a ellos es sustanciosa su parte, y abundante su alimento.
17 ¿Acaso por eso tendrá siempre desenvainada su espada para matar sin piedad a las naciones?
2, 1 Estaré en mi puesto de guardia, me mantendré en pie sobre la fortaleza vigilando para ver qué me dice, qué responde a mi queja.
2 El Señor me respondió diciendo: «Escribe la visión, grábala clara en tablillas, para que pueda leerse de corrido.
3 Porque la visión aguarda su tiempo, aspira a su fin, pero no defrauda; si se demora, espérala, pues de cierto llegará sin falta».
4 Se derrumbará el que no tiene alma recta, pero el justo vivirá por su fidelidad.
Palabra de Dios. + Te alabamos, Señor.

Salmo 9 + El Señor no abandona al que lo busca.
El Señor reina eternamente, tiene establecido un tribunal para juzgar, juzga al orbe con justicia y rige a las naciones con rectitud.
El Señor es refugio del oprimido, su refugio en los momentos de peligro. Que confíen en ti los que te conocen, porque tú, Señor, no abandonas a los que te buscan.
Tóquenle música al Señor, que reina en Sión, cuenten sus maravillas a los pueblos, porque el Señor pide cuentas de la vida y no olvida los gritos de los oprimidos.


† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (17, 14-20) + Gloria a ti, Señor.
[14] Al llegar donde la multitud, se acercó a él un hombre, se puso de rodillas
[15] y le suplicó: -Señor, ten compasión de mi hijo, porque está lunático y sufre mucho; muchas veces se cae al fuego y otras al agua.
[16] Lo he traído a tus discípulos y no lo han podido curar.
[17] Jesús contestó -¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo tendré que estar con vosotros? ¿Hasta cuándo tendré que soportaros? Traédmelo aquí.
[18] Le increpó Jesús y salió de él el demonio, y quedó curado el muchacho desde aquel momento.
[19] Luego los discípulos se acercaron a solas a Jesús y le dijeron: -¿Por qué nosotros no hemos podido expulsarlo?
[20] -Por vuestra poca fe -les dijo-. Porque os aseguro que si tuvierais fe como un grano de mostaza, podríais decir a este monte: «Trasládate de aquí allá», y se trasladaría, y nada os sería imposible.
Palabra del Señor. + Gloria a ti, Señor Jesús.


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