martes, 14 de agosto de 2012

¡Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños!


Santo(s) del día: San Maximiliano Kolbe

Oremos:
Dios nuestro, que llenaste de celo por las almas y de caridad para con el prójimo al santo mártir Maximiliano María Kolbe, devotísimo de la Virgen Inmaculada, concédenos, por su intercesión, que, a gloria tuya, trabajemos intensamente en servicio de los hombres y seamos, hasta la muerte, imagen fiel de tu Hijo, que vive y reina contigo. Amén.

Lectura del Libro del profeta Ezequiel (2, 8—3, 4)
Esto dice el Señor:
“Hijo de hombre, escucha lo que voy a decirte y no seas rebelde como la casa rebelde. Abre la boca y come lo que voy a darte”.
Vi entonces una mano tendida hacia mí, con un libro enrollado. Lo desenrolló ante mí: estaba escrito por dentro y por fuera; tenía escritas lamentaciones y amenazas. Y me dijo:
“Hijo de hombre, come lo que tienes aquí; cómete este libro y vete a hablar a los hijos de Israel”. Abrí la boca y me dio a comer el libro, diciéndome:
“Hijo de hombre, alimenta tu vientre y sacia tus entrañas con este libro que te doy”. Me lo comí y me supo dulce como la miel. Y me dijo: “Hijo de hombre, anda; dirígete a los hijos de Israel y diles mis palabras”.
Palabra de Dios. + Te alabamos, Señor.

Salmo 118 + Tus mandamientos, Señor, son mi alegría.
Me gozo más cumpliendo tus preceptos que teniendo riquezas. Tus mandamientos, Señor, son mi alegría; ellos son también mis consejeros.
Para mí valen más tus enseñanzas que miles de monedas de oro y plata. ¡Que dulces al paladar son tus promesas! Más que la miel en la boca.
Tus preceptos son mi herencia perpetua, la alegría de mi corazón. Hondamente suspiro, Señor, por guardar tus mandamientos.


† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (18, 1-5. 10. 12-14) + Gloria a ti, Señor.
[1] En aquella ocasión se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
[2] -¿Quién piensas que es el mayor en el Reino de los Cielos?
[3] Entonces llamó a un niño, lo puso en medio de ellos tres y dijo: -En verdad os digo: si no os convertís y os hacéis como los niños, no entraréis en el Reino de los Cielos.
[4] Pues todo el que se humille como este niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos;
[5] y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe.
 [10] »Guardaos de despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles en los cielos están viendo siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos.
[12] »¿Qué os parece? Si a un hombre que tiene cien ovejas se le pierde una de ellas, ¿no dejará las noventa y nueve en el monte y saldrá a buscar la que se le había perdido?
[13] Y si llega a encontrarla, os aseguro que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que no se habían perdido.
[14] Del mismo modo, no es voluntad de vuestro Padre que está en los cielos que se pierda ni uno solo de estos pequeños.
Palabra del Señor. + Gloria a ti, Señor Jesús.


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