viernes, 21 de diciembre de 2012

En el Señor está nuestra esperanza


Santo(s) del día: San Pedro Canisio

Oremos:
Escucha, Señor, las súplicas de tu pueblo, que se alegra por la venida de tu Hijo en nuestra carne mortal; y concédenos que, cuando vuelva él revestido de gloria y majestad, nos llenemos también de alegría al recibir de sus manos la recompensa de la vida eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo… Amén. 

Lectura del libro del Cantar de los Cantares (2, 8-14) 
8 ¡La voz de mi amado! Ya está aquí, ya viene saltando por los montes, brincando por los cerros.
9 Mi amado parece una gacela, un cervatillo. Vedle. Está detrás de nuestra tapia. Mira por las ventanas, atisba por las celosías.
10 Toma la palabra mi amado y me dice. ¡Levántate, ven, amada mía, hermosa mía, vente!
11 Que ya pasó el invierno, las lluvias ya cesaron, se fueron.
12 Aparecieron los brotes en el campo, ha llegado el tiempo de la poda, y el arrullo de la tórtola se escucha en nuestros campos.
13 La higuera comienza a madurar sus frutos, las viñas en flor ya exhalan su fragancia. ¡Levántate, ven, amada mía, hermosa mía, vente!
14 Paloma mía, en los huecos de las peñas, en los escondites de los riscos, muéstrame tu cara, hazme escuchar tu voz. Porque tu voz es dulce, y tu cara muy bella.
Palabra de Dios. + Te alabamos, Señor.

Salmo 32 + Demos gracias a Dios, al son del arpa. 
Demos gracias a Dios, al son del arpa, que la lira acompañe nuestros cantos; cantemos en su honor nuevos cantares, al compás de instrumentos alabémoslo.
Los proyectos de Dios duran por siempre; los planes de su amor, todos los siglos. Feliz la nación cuyo Dios es el Señor; dichoso el pueblo que escogió por suyo.
En el Señor está nuestra esperanza, pues él es nuestra ayuda y nuestro amparo; en el Señor se alegra el corazón y en él hemos confiado.

† Lectura del santo Evangelio según san Lucas (1, 39-45) + Gloria a ti, Señor. 
[39] Por aquellos días, María se levantó y marchó deprisa a la montaña, a una ciudad de Judá;
[40] y entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
[41] Y cuando oyó Isabel el saludo de María, el niño saltó en su seno, e Isabel quedó llena del Espíritu Santo;
[42] y exclamando en voz alta, dijo: -Bendita tú entre las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre.
[43] ¿De dónde a mí tanto bien, que venga la madre de mi Señor a visitarme?
[44] Pues en cuanto llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno;
[45] y bienaventurada tú, que has creído, porque se cumplirán las cosas que se te han dicho de parte del Señor.
Palabra del Señor. + Gloria a ti, Señor Jesús.


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