lunes, 9 de julio de 2012

El Señor es mi luz y mi salvación


Santo(s) del día: San Nicolas Pieck 

Oremos:
Dios nuestro, de quien todo bien procede, inspíranos propósitos de justicia y santidad y concédenos tu ayuda para poder cumplirlos.
Por nuestro Señor Jesucristo... Amén.

Lectura del libro del profeta Oseas (2, 16. 17b-18. 21-22)
"Me casaré contigo en matrimonio perpetuo"
Así dice el Señor: "Yo la cortejaré, me la llevaré al desierto, le hablaré al corazón. Y me responderá allí como en los días de su juventud, como el día en que la saqué de Egipto. Aquel día -oráculo del Señor-, me llamará Esposo mío, no me llamará Ídolo mío. Me casaré contigo en matrimonio perpetuo, me casaré contigo en derecho y justicia, en misericordia y compasión, me casaré contigo en fidelidad, y te penetrarás del Señor".
Palabra de Dios. → Te alabamos, Señor.

Salmo 144 → "El Señor es clemente y misericordioso."
Día tras día, te bendeciré y alabaré tu nombre por siempre jamás. Grande es el Señor, merece toda alabanza, es incalculable su grandeza.
Una generación pondera tus obras a la otra, y le cuenta tus hazañas. Alaban ellos la gloria de tu majestad, y yo repito tus maravillas.
Encarecen ellos tus temibles proezas, y yo narro tus grandes acciones; difunden la memoria de tu inmensa bondad, y aclaman tus victorias.
El Señor es clemente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad; el Señor es bueno con todos, es cariñoso con todas sus criaturas.

† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (9, 18-26) → Gloria a ti, Señor.
18 Mientras Jesús hablaba, llegó un jefe de los judíos, se postró delante de él y le dijo: «Mi hija acaba de morir, pero ven, pon tu mano sobre ella, y vivirá.» 19 Jesús se levantó y lo siguió junto con sus discípulos.
20 Mientras iba de camino, una mujer que desde hacía doce años padecía hemorragias, se acercó por detrás y tocó el fleco de su manto. 21 Pues ella pensaba: «Con sólo tocar su manto, me salvaré.» 22 Jesús se dio vuelta y, al verla, le dijo: «Animo, hija; tu fe te ha salvado.» Y desde aquel momento, la mujer quedó sana.
23 Al llegar Jesús a la casa del jefe, vio a los flautistas y el alboroto de la gente. 24 Entonces les dijo: «Váyanse, la niña no ha muerto sino que está dormida.» Ellos se burlaban de él. 25 Después que echaron a toda la gente, Jesús entró, tomó a la niña por la mano, y la niña se levantó. 26 El hecho se divulgó por toda aquella región.
Palabra del Señor. → Gloria a ti, Señor Jesús.


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