viernes, 6 de julio de 2012

Dichoso el que, guardando sus preceptos


Santo(s) del día: San Isaías

Oremos:
Oh Dios omnipotente y eterno, que reúnes a los dispersos y los guardas en unidad, mira benigno al rebaño de Tu hijo, para que los que han sido consagrados por un solo Bautismo formen una sola familia en el vínculo del amor y de la verdadera fe. 
Por nuestro Señor Jesucristo... Amén.


Lectura del libro del profeta Amós (8, 4-6.9-12)
Escuchad esto los que pisoteáis al pobre y queréis suprimir a los humildes de la tierra, diciendo: «¿Cuándo pasará el novilunio para poder vender el grano, y el sábado para dar salida al trigo, para achicar la medida y aumentar el peso, falsificando balanzas de fraude, para comprar por dinero a los débiles y al pobre por un par de sandalias, para vender hasta el salvado del grano?»
Sucederá aquel día - oráculo del Señor Yahveh - que yo haré ponerse el sol a mediodía, y en plena luz del día cubriré la tierra de tinieblas.
Trocaré en duelo vuestra fiesta, y en elegía todas vuestras canciones; en todos los lomos pondré sayal y tonsura en todas las cabezas; lo haré como duelo de hijo único y su final como día de amargura.
He aquí que vienen días - oráculo del Señor Yahveh - en que yo mandaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Yahveh.
Entonces vagarán de mar a mar, de norte a levante andarán errantes en busca de la Palabra de Yahveh, pero no la encontrarán.
Palabra de Dios. → Te alabamos, Señor.


Salmo 118 → No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Dichoso el que, guardando sus preceptos, lo busca de todo corazón. R.
Te busco de todo corazón, no consientas que me desvíe de tus mandamientos. R.
Mi alma se consume, deseando continuamente tus mandamientos. R.
Escogí el camino verdadero, deseé tus mandamientos. R.
Mira cómo ansío tus decretos: dame vida con tu justicia. R.
Abro la boca y respiro, ansiando tus mandamientos. R.


† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (9,9-13) → Gloria a ti, Señor.
9 Jesús, al irse de allí, vio a un hombre llamado Mateo en su puesto de cobrador de impuestos, y le dijo: «Sígueme.» Mateo se levantó y lo siguió. 10 Como Jesús estaba comiendo en casa de Mateo, un buen número de cobradores de impuestos y otra gente pecadora vinieron a sentarse a la mesa con Jesús y sus discípulos. 11 Los fariseos, al ver esto, decían a los discípulos: «¿Cómo es que su Maestro come con cobradores de impuestos y pecadores?»
12 Jesús los oyó y dijo: «No es la gente sana la que necesita médico, sino los enfermos. 13 Vayan y aprendan lo que significa esta palabra de Dios: Me gusta la misericordia más que las ofrendas. Pues no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.»
Palabra de Dios → Gloria a ti, Señor Jesús.


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