viernes, 30 de marzo de 2012

Quinto Viernes de Cuaresma


Santo(s) del día: Santa Irene Macedonia

Oremos:
Perdona, Señor, nuestras culpas y que tu amor y tu bondad nos libren del poder del pecado, al que nos ha sometido nuestra debilidad. Por nuestro Señor Jesucristo... Amén.

Lectura del libro del profeta Jeremías (20, 10-13)
En aquel tiempo, dijo Jeremías:
“Yo oía el cuchicheo de la gente que decía: ‘Denunciemos a Jeremías, denunciemos al profeta del terror’. Todos los que eran mis amigos espiaban mis pasos, esperaban que tropezara y me cayera, diciendo:
‘Si se tropieza y se cae, lo venceremos y podremos vengarnos de él’.
Pero el Señor, guerrero poderoso, está a mi lado; por eso mis perseguidores caerán por tierra y no podrán conmigo; quedarán avergonzados de su fracaso y su ignominia será eterna e inolvidable.
Señor de los ejércitos, que pones a prueba al justo y conoces lo más profundo de los corazones, haz que yo vea tu venganza contra ellos, porque a ti he encomendado mi causa.
Canten y alaben al Señor, porque él ha salvado la vida de su pobre de la mano de los malvados”.
Palabra de Dios. → Te alabamos, Señor.

Salmo 17 → Sálvame, Señor, en el peligro.
Yo te amo, Señor, tú eres mi fuerza, el Dios que me protege y me libera.
Tú eres mi refugio, mi salvación, mi escudo, mi castillo. Cuando invoqué al Señor de mi esperanza, al punto me libró de mi enemigo.
Olas mortales me cercaban, torrentes destructores me envolvían; me alcanzaban las redes del abismo y me ataban los lazos de la muerte.
En el peligro invoqué al Señor, en mi angustia le grité a mi Dios; desde su templo, él escuchó mi voz y mi grito llegó a sus oídos.

† Lectura del santo Evangelio según san Juan (10, 31-42) → Gloria a ti, Señor.
31 Entonces los judíos tomaron de nuevo piedras para tirárselas. 32 Jesús les dijo: «He hecho delante de ustedes muchas obras hermosas que procedían del Padre; ¿por cuál de ellas me quieren apedrear?» 33 Los judíos respondieron: «No te apedreamos por algo hermoso que hayas hecho, sino por insultar a Dios; porque tú, siendo hombre, te haces Dios».
34 Jesús les contestó: ¿«No está escrito en su Ley: Yo he dicho que son dioses? 35 No se puede cambiar la Escritura, y en ese lugar llama dioses a los que recibieron esta palabra de Dios. 36 Y yo, que fui consagrado y enviado al mundo por el Padre, ¿estaría insultando a Dios al decir que soy el Hijo de Dios? 37 Si yo no hago las obras del Padre, no me crean. 38 Pero si las hago, si no me creen a mí, crean a esas obras, para que sepan y reconozcan que el Padre está en mí y yo en el Padre.»
39 Otra vez quisieron llevarlo preso, pero Jesús se les escapó de las manos. 40 Se marchó de nuevo al otro lado del Jordán, donde Juan bautizaba al principio, y se quedó allí. 41 Mucha gente acudió a él, y decían: «Juan no hizo ninguna señal milagrosa, pero todo lo que dijo de éste era verdad». 42 Y muchos creyeron en él en aquel lugar.
Palabra del Señor. → Gloria a ti, Señor Jesús.

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