miércoles, 28 de marzo de 2012

Bendito seas, Señor, para siempre

Santo(s) del día: San Sixto III

Oremos:
Ilumina, Señor, el corazón de tus hijos, purificado por las penitencias cuaresmales y concédenos manifestar en nuestra vida el deseo de servirte que nos has inspirado. Por nuestro Señor Jesucristo... Amén.

Lectura del libro del profeta Daniel (3, 14-20. 49-50. 91-92. 95)
En aquellos días dijo el rey Nabucodonosor:
“¿Es cierto, Sedrak, Mesak y Abednegó, que no quieren servir a mis dioses, ni adorar la estatua de oro que he mandado levantar? Pues bien, si no es cierto, estén dispuestos para que, al oír sonar el cuerno, la flauta, la cítara, el salterio, la chirimía y toda clase de instrumentos, se postren y adoren la estatua que he mandado hacer. Pero si no la adoran, serán arrojados inmediatamente a un horno encendido. ¿Y qué dios podrá librarlos entonces de mis manos?”
Pero Sedrak, Mesak y Abednegó contestaron al rey Nabucodonosor: “No es necesario responder a tu pregunta, pues el Dios a quien servimos puede librarnos del horno encendido y nos librará de tus manos; y aunque no lo hiciera, sábete que de ningún modo serviremos a tus dioses, ni adoraremos la estatua de oro,que has mandado levantar”.
Entonces Nabucodonosor se enfureció y la expresión de su rostro cambió para Sedrak, Mesak y Abednegó. Mandó encender el horno y aumentar la fuerza del fuego siete veces más de lo acostumbrado. Después ordenó que algunos de los hombres más fuertes de su ejército ataran a Sedrak, Mesak y Abednegó y los arrojaran al horno encendido.
Pero el ángel del Señor bajó del cielo, se puso junto a ellos, apartó las llamas y produjo en el horno un frescor como de brisa y de rocío, y el fuego no los atormentó, ni los hirió, ni siquiera los tocó. El rey Nabucodonosor, estupefacto, se levantó precipitadamente y dijo a sus consejeros: “¿Acaso no estaban atados los tres hombres que arrojamos al horno?” Ellos contestaron: “Sí, señor”. El rey replicó: “¿Por qué, entonces, estoy viendo cuatro hombres sueltos, que se pasean entre las llamas, sin quemarse? Y el cuarto, parece un ángel”.
Nabucodonosor los hizo salir del horno y exclamó: “Bendito sea el Dios de Sedrak, Mesak y Abednegó, que ha enviado a su ángel para librar a sus siervos, que confiando en él, desobedecieron la orden del rey y expusieron su vida, antes que servir y adorar a un dios extraño”.
Palabra de Dios. → Te alabamos, Señor.

Daniel 3 → Bendito seas, Señor, para siempre.
Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres. Bendito sea tu nombre santo y glorioso.
Bendito seas en tu templo santo y glorioso. Bendito seas en el trono de tu reino.
Bendito eres tú, Señor, que penetras con tu mirada los abismos y te sientas en un trono rodeado de querubines. Bendito seas, Señor, en la bóveda del cielo.

† Lectura del santo Evangelio según san Juan (8, 31-42) → Gloria a ti, Señor.
31 Jesús decía a los judíos que habían creído en él: «Ustedes serán verdaderos discípulos míos si perseveran en mi palabra; 32 entonces conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.» 33 Le respondieron: «Somos descendientes de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Por qué dices: “Ustedes serán libres”?»
34 Jesús les contestó: «En verdad, en verdad les digo: el que vive en el pecado es esclavo del pecado. 35 Pero el esclavo no se quedará en la casa para siempre; el hijo, en cambio, permanece para siempre. 36 Por tanto, si el Hijo los hace libres, ustedes serán realmente libres. 37 Yo sé que ustedes son descendientes de Abraham, pero mi palabra no tiene acogida en ustedes, y por eso tratan de matarme. 38 Yo hablo de lo que he visto junto a mi Padre, y ustedes hacen lo que han aprendido de su padre.»
39 Ellos le cortaron la palabra: «Nuestro padre es Abraham.» Entonces Jesús les dijo: «Si ustedes fueran hijos de Abraham, actuarían como Abraham. 40 Pero viene alguien que les dice la verdad, la verdad que he aprendido de Dios, y ustedes quieren matarme. Esta no es la manera de actuar de Abraham. 41 Ustedes actúan como hizo su padre.»
 Los judíos le dijeron: «Nosotros no somos hijos de la prostitución, no tenemos más que un solo padre: Dios.» 42 Jesús les replicó: «Si Dios fuera su Padre, ustedes me amarían a mí, porque yo he salido de Dios para venir aquí. No he venido por iniciativa propia, sino que él mismo me ha enviado.
Palabra del Señor. → Gloria a ti, Señor Jesús.

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