jueves, 22 de marzo de 2012

Alégrese el corazón de los que buscan al Señor

Santo(s) del día: Santa Catalina de Génova

Oremos:
Padre lleno de amor, que nos has concedido la gracia de purificarnos con el arrepentimiento y de santificarnos haciendo el bien a los demás, ayúdanos a permanecer fieles a tus mandamientos, para llegar bien dispuestos a las festividades pascuales. Por nuestro Señor Jesucristo... Amén.

Lectura del libro del Éxodo (32, 7-14)
En aquellos días, dijo el Señor a Moisés:
“Anda, baja del monte, porque tu pueblo, el que sacaste de Egipto, se ha pervertido. No tardaron en desviarse del camino que yo les había señalado. Se han hecho un becerro de metal, se han postrado ante él y le han ofrecido sacrificios y le han dicho: ‘Este es tu Dios, Israel; es el que te sacó de Egipto’ ”.
El Señor le dijo también a Moisés: “Veo que éste es un pueblo de cabeza dura. Deja que mi ira se encienda contra ellos hasta consumirlos. De ti, en cambio, haré un gran pueblo”.
Moisés trató de aplacar al Señor, su Dios, diciéndole:
“¿Por qué ha de encenderse tu ira, Señor, contra este pueblo que tú sacaste de Egipto con gran poder y vigorosa mano? ¿Vas a dejar que digan los egipcios: ‘Los sacó con malas intenciones, para hacerlos morir en las montañas y borrarlos de la superficie de la tierra’?
Apaga el ardor de tu ira, renuncia al mal con que has amenazado a tu pueblo. Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Jacob, siervos tuyos, a quienes juraste por ti mismo, diciendo: ‘Multiplicaré su descendencia como las estrellas del cielo y les daré en posesión perpetua toda la tierra que les he prometido’ ”.
Y el Señor renunció al castigo con que había amenazado a su pueblo.
Palabra de Dios. → Te alabamos, Señor.

Salmo 105 → Perdona, Señor, las culpas de tu pueblo.
En el Horeb hicieron un becerro, un ídolo de oro, y lo adoraron. Cambiaron al Dios que era su gloria por la imagen de un buey que come pasto.
Se olvidaron del Dios que los salvó, y que hizo portentos en Egipto, en la tierra de Cam, mil maravillas, y en las aguas del mar Rojo, sus prodigios.
Por eso hablaba Dios de aniquilarlos; pero Moisés, que era su elegido, se interpuso, a fin de que, en su cólera, no fuera el Señor a destruirlos.

† Lectura del santo Evangelio según san Juan (5, 31-47) → Gloria a ti, Señor.
31 Si yo hago de testigo en mi favor, mi testimonio no tendrá valor. 32 Pero Otro está dando testimonio de mí, y yo sé que es verdadero cuando da testimonio de mí.
33 Ustedes mandaron interrogar a Juan, y él dio testimonio de la verdad. 34 Yo les recuerdo esto para bien de ustedes, para que se salven, porque personalmente yo no me hago recomendar por hombres. 35 Juan era una antorcha que ardía e iluminaba, y ustedes por un tiempo se sintieron a gusto con su luz. 36 Pero yo tengo un testimonio que vale más que el de Juan: son las obras que el Padre me encomendó realizar.
 Estas obras que yo hago hablan por mí y muestran que el Padre me ha enviado. 37 Y el Padre que me ha enviado también da testimonio de mí. Ustedes nunca han oído su voz ni visto su rostro; 38 y tampoco tienen su palabra, pues no creen al que él ha enviado.
39 Ustedes escudriñan las Escrituras pensando que encontrarán en ellas la vida eterna, y justamente ellas dan testimonio de mí. 40 Sin embargo ustedes no quieren venir a mí para tener vida. 41 Yo no busco la alabanza de los hombres. 42 Sé sin embargo que el amor de Dios no está en ustedes, 43 porque he venido en nombre de mi Padre, y ustedes no me reciben. Si algún otro viene en su propio nombre, a ése sí lo acogerán. 44 Mientras hacen caso de las alabanzas que se dan unos a otros y no buscan la gloria que viene del Único Dios, ¿cómo podrán creer?
45 No piensen que seré yo quien los acuse ante el Padre. Es Moisés quien los acusa, aquel mismo en quien ustedes confían. 46 Si creyeran a Moisés, me creerían también a mí, porque él escribió de mí. 47 Pero si ustedes no creen lo que escribió Moisés, ¿cómo van a creer lo que les digo yo?»
Palabra del Señor. → Gloria a ti, Señor Jesús.

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