jueves, 10 de mayo de 2012

Cantemos al Señor, pues su victoria es grande


Santo del día: San Juan de Ávila

Oremos:
Dios de poder y de misericordia, cuya gracia convierte al pecador en justo y da felicidad al afligido, conserva en nosotros el don de tu amor, para que podamos perseverar con fortaleza en la fe que nos ha justificado.
Por nuestro Señor Jesucristo... Amén.

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (15, 7-21)
Por aquellos días, después de una larga discusión sobre el asunto de la circuncisión, Pedro se levantó y dijo a los apóstoles y a los presbíteros:
“Hermanos: Ustedes saben que, ya desde los primeros días, Dios me eligió entre ustedes para que los paganos oyeran, por mi medio, las palabras del Evangelio y creyeran. Dios, que conoce los corazones, mostró su aprobación dándoles el Espíritu Santo, igual que a nosotros. No hizo distinción alguna, ya que purificó sus corazones con la fe.
¿Por qué quieren irritar a Dios imponiendo sobre los discípulos ese yugo, que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido soportar? Nosotros creemos que nos salvaremos por la gracia del Señor Jesús, del mismo modo que ellos”.
Toda la asamblea guardó silencio y se pusieron a oír a Pablo y a Bernabé, que contaban las grandes señales y prodigios que Dios había hecho entre los paganos por medio suyo. Cuando terminaron de hablar, Santiago tomó la palabra y dijo:
“Hermanos, escúchenme. Pedro nos ha referido cómo, por primera vez, se dignó Dios escoger entre los paganos un pueblo que fuera suyo. Esto concuerda con las palabras de los profetas, porque está escrito: Después de estos sucesos volveré y reconstruiré de nuevo la casa de David, que se había derrumbado; repararé sus ruinas y la reedificaré, para que el resto de los hombres busque al Señor, lo mismo que todas las naciones que han sido consagradas a mi nombre.
El Señor que hace estas cosas es quien lo dice. El las conoce desde la eternidad. Por lo cual, yo juzgo que no se debe molestar a los paganos que se convierten a Dios; basta prescribirles que se abstengan de la fornicación, de comer lo inmolado a los ídolos, la sangre y los animales estrangulados.
Si alguien se extraña, Moisés tiene, desde antiguo, quienes lo predican en las ciudades, puesto que cada sábado se lee en las sinagogas”.
Palabra de Dios. → Te alabamos, Señor.

Salmo 95 → Cantemos la grandeza del Señor. Aleluya.
Cantemos al Señor un nuevo canto, que le cante al Señor toda la tierra; cantemos al Señor y bendigámoslo.
Proclamemos su amor día tras día, su grandeza anunciemos a los pueblos, de nación en nación, sus maravillas.
Caigamos en su templo de rodillas. “Reina el Señor”, digamos a los pueblos, gobierna a las naciones con justicia.

† Lectura del santo Evangelio según san Juan (15, 9-11) → Gloria a ti, Señor.
9 Como el Padre me amó, así también los he amado yo: permanezcan en mi amor. 10 Si cumplen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, como yo he cumplido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. 11 Les he dicho todas estas cosas para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea completa.
Palabra del Señor. → Gloria a ti, Señor Jesús.


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