miércoles, 23 de mayo de 2012

Bendito sea nuestro Dios


Santo(s) del día: San Crispin de Viterbo

Oremos:
Dios misericordioso concede a tu Iglesia, congregada por el Espíritu Santo, entregarse plenamente a ti y vivir siempre unida en el amor.
Por nuestro Señor Jesucristo... Amén.

Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles (20, 28-38)
En aquellos días, Pablo dijo a los presbíteros de la comunidad cristiana de Efeso: “Miren por ustedes mismos y por todo el rebaño, del que los constituyó pastores el Espíritu Santo, para apacentar a la Iglesia que Dios adquirió con la sangre de su Hijo.
Yo sé que después de mi partida, se introducirán entre ustedes lobos rapaces, que no tendrán piedad del rebaño y sé que, de entre ustedes mismos, surgirán hombres que predicarán doctrinas perversas y arrastrarán a los fieles detrás de sí. Por eso estén alerta. Acuérdense que durante tres años, ni de día ni de noche he dejado de aconsejar, con lágrimas en los ojos, a cada uno de ustedes.
Ahora los encomiendo a Dios y a su palabra salvadora, la cual tiene fuerza para que todos los consagrados a Dios crezcan en el espíritu y alcancen la herencia prometida. Yo no he codiciado ni el oro ni la plata ni la ropa de nadie. Bien saben que cuanto he necesitado para mí y para mis compañeros, lo he ganado con mis manos. Siempre he mostrado que hay que trabajar así, para ayudar como se debe a los necesitados, recordando las palabras del Señor Jesús:
‘Hay más felicidad en dar que en recibir’ ”.
Dicho esto, se arrodilló para orar con todos ellos. Todos se pusieron a llorar y abrazaban y besaban a Pablo, afligidos, sobre todo, porque les había dicho que no lo volverían a ver. Y todos lo acompañaron hasta el barco.
Palabra de Dios. → Te alabamos, Señor.

Salmo 67 → Reyes de la tierra, canten al Señor. Aleluya.
Señor, despliega tu poder, reafirma lo que has hecho por nosotros, desde Jerusalén, desde tu templo, a donde vienen los reyes con sus dones.
Cántenle al Señor, reyes de la tierra, denle gloria al Señor que recorre los cielos seculares, y que dice con voz como de trueno: “Glorifiquen a Dios”.
Sobre Israel su majestad se extiende y su poder, sobre las nubes. Bendito sea nuestro Dios.

† Lectura del santo Evangelio según san Juan (17, 11-19) → Gloria a ti, Señor. 11 Yo ya no estoy más en el mundo, pero ellos se quedan en el mundo, mientras yo vuelvo a ti. Padre Santo, guárdalos en ese Nombre tuyo que a mí me diste, para que sean uno como nosotros.
12 Cuando estaba con ellos, yo los cuidaba en tu Nombre, pues tú me los habías encomendado, y ninguno de ellos se perdió, excepto el que llevaba en sí la perdición, pues en esto había de cumplirse la Escritura. 13 Pero ahora que voy a ti, y estando todavía en el mundo digo estas cosas para que tengan en ellos la plenitud de mi alegría.
14 Yo les he dado tu mensaje y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. 15 No te pido que los saques del mundo, sino que los defiendas del Maligno. 16 Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
17 Conságralos mediante la verdad: tu palabra es verdad. 18 Así como tú me has enviado al mundo, así yo también los envío al mundo; 19 por ellos ofrezco el sacrificio, para que también ellos sean consagrados en la verdad.
Palabra del Señor. → Gloria a ti, Señor Jesús.

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