miércoles, 14 de noviembre de 2012

Íbamos fuera de camino, pero según su propia misericordia nos ha salvado


Santo(s) del día: San Cuneo

Oremos:
Dios nuestro, fuerza de todos los que en ti confían, ayúdanos con tu gracia, sin la cual nada puede nuestra humana debilidad, para que podamos serte fieles en la observancia de tus mandamientos.
Por nuestro Señor Jesucristo… Amén. 


Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Tito (3, 1-7) 
[1] Recuérdales que estén sujetos a los gobernantes y a las autoridades: que les obedezcan, que estén dispuestos a hacer el bien,
[2] sin injuriar a nadie ni darse a las discordias, sino que sean modestos, dando muestras de comprensión con todos los hombres.
[3] Pues también nosotros éramos en otro tiempo insensatos, desobedientes, extraviados, esclavos de las concupiscencias y diversos placeres, viviendo inmersos en la malicia y en la envidia, aborrecibles y odiándonos unos a otros.
[4] Pero cuando se manifestó la bondad de Dios, nuestro Salvador, y su amor a los hombres,
[5] nos salvó, no por las obras justas que hubiéramos hecho nosotros, sino por su misericordia, mediante el baño de la regeneración y de la renovación en el Espíritu Santo,
[6] que derramó copiosamente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador,
[7] para que, justificados por su gracia, fuéramos herederos de la vida eterna que esperamos.
Palabra de Dios. + Te alabamos, Señor. 


Salmo 22 + El Señor es mi pastor, nada me faltará.
El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes praderas me hace reposar y hacia fuentes tranquilas me conduce para reparar mis fuerzas.
Por ser un Dios fiel a sus promesas, me guía por el sendero recto; así, aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú estás conmigo. Tu vara y tu cayado me dan seguridad.
Tú mismo me preparas la mesa, a despecho de mis adversarios; me unges la cabeza con perfume y llenas mi copa hasta los bordes.
Tu bondad y tu misericordia me acompañarán todos los días de mi vida; y viviré en la casa del Señor por años sin término.


† Lectura del santo Evangelio según san Lucas (17, 11-19) + Gloria a ti, Señor.
[11] Al ir de camino a Jerusalén, atravesaba los confines de Samaría y Galilea;
[12] y, cuando iba a entrar en un pueblo, le salieron al paso diez leprosos, que se detuvieron a distancia
[13] y le dijeron gritando: -¡Jesús, Maestro, ten piedad de nosotros!
[14] Al verlos, les dijo: -Id y presentaos a los sacerdotes. Y mientras iban quedaron limpios.
[15] Uno de ellos, al verse curado, se volvió glorificando a Dios a gritos,
[16] y fue a postrarse a sus pies dándole gracias. Y éste era samaritano.
[17] Ante lo cual dijo Jesús: -¿No son diez los que han quedado limpios? Los otros nueve, ¿dónde están?
[18] ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?
[19] Y le dijo: -Levántate y vete; tu fe te ha salvado.
Palabra del Señor. + Gloria a ti, Señor Jesús.


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